El 19 de Marzo hubo huelga
general en España, organizada por los sindicatos españoles más
grandes y unas cuantas otras organizaciones más pequeñas. El motivo
era una reforma laboral que hará aún más fácil para los
empresarios despedir a la gente sin compensación, y hará el mercado
laboral aún más inseguro para la juventud española, que ya está
viviendo con un desempleo de entre el 40 y 50%.
Lo que sigue a
continuación es una reflexión sobre qué ha hecho salir cientos de
miles de personas a las calles de Barcelona, sobre porqué esto ni se
podría imaginar en Dinamarca, sobre el papel de los sindicatos en la
sociedad y sobre qué significado tienen ahora y cual deberían tener
en el futuro.
Cuando a mis 18 años me
emplearon en un supermercado local, todavía era un requisito ser
afiliad@ a un sindicato dentro la Confederación Danesa de
Sindicatos. Así que naturalmente me afilié. No porque tenía
relación alguna con el concepto, aunque sí sentía simpatía con la
idea de los sindicatos en general.
En las clases de historia
y sciencias sociales en el liceo, la tradición danesa por los
sindicatos fue mencionada y trabajada, pero nunca lo vi como algo que
tuviera un significado personal para mí. Cierto, había algo de un
salario mínimo, que no estaba nada mal y en buena medida era un
suplemento a la paga, y después al SU (Statens Uddannelsesstøtte,
lo cual es como una beca mensual que da el estado a todos los
estudiantes con más de 18 años, típicamente sale a unos 600€ al
mes después de impuestos). También tenía un idea vaga sobre algo
de las horas máximas de la jornada laboral, pero no tenía ningún
significado práctico para mí, así que no le daba importancia. Con
intervalos de algunos años los miembros de otros sindicatos hacían
huelga, y me parecía bien, y voluntariamente los seguía en las
calles, pero no pensaba más en ello una vez pasadas las huelgas.
Dicho de un modo más
poético, consideraba las luchas sindicales ”reales” como cosas
del pasado y como algo que principalmente tenía su lugar en los
libros de historia. El papel de los sindicatos parecía acabado y las
metas conseguidas.
Y qué tienen
qué ver, entonces, mis clases de historia con vosotr@s, mis
lectores?
El tema es que no creo que
mi modo de pensar sea atípico entre los de mi generación.
Sindicatos y los derechos de los trabajadores no son algo que discuto
regularmente con mis amigos daneses contemporáneos, y mi educación
ha sido completamente normal, parecida a la media.
Dejadme volver a eso en un
momento. Primero os cuento una aventura en el extranjero que estoy
viviendo ahora mismo.
El año pasado acabé
la primera parte de mi carrera universitaria y
me fui a España en un año ”sabático”. Los planes no eran
particularmente concretos, pero imaginaba que me encontraría algo de
trabajo para pagar el alquiler y tal cosas, y por el resto disfrutar
de la vida. Sabía que había la crisis en España, pero no imaginaba
que eso me daría grandes problemas en la práctica, ya que calculaba
que mis calificaciones seguramente sobrepasarían un obstáculo tan
insignificante como un desempleo juvenil de 40%.
Me costó una gran
cantidad de entrevistas de trabajos (perdí la cuenta), algo como 200
currículums dejados a derecha, izquierda, al Internet, además de
varios tiempos de prueba antes de lograr un empleo con un horario
completo y con un tratamiento decente del personal – no me quejo,
pero no se puede comparar con cómo me tratarían en un puesto
similar en Dinamarca.
Durante todo esto
proceso aprendí mucho sobre el mercado laboral español, o mas bien,
sobre las consecuencias de esto para aquellos que intentan sobrevivir
en él.
Nunca me han mencionado
ningún salario mínimo, pero lo más bajo que me han ofrecido son
6-coma-algo € la hora, 5,87€ después de impuestos – y eso para
adultos que tienen que pagar la casa, tienen hijos, este tipo de
cosas. La ultima vez que controlé, el salario por hora para jóvenes
bajo 18 años en Dinamarca era unos 60-70 kr., 8-9€.
Los contratos normalmente
tienen una duración determinada, por ejemplo 14 días, 1 mes, 3
meses, 1 año, y con un período de prueba incluido. Contratos
obviamente varían, pero durante el periodo de prueba el empresario
te puede echar de un día para el otro, por vía verbal y sin dar
ninguna razón. En función del contrato, puede ser que tú en cambio
tengas X días de plazo de preaviso, y eso por escrito, fijaros.
Después del final del periodo de prueba te tienen que dar una
explicación para echarte, y aparentemente también una compensación
por parte del empresario (que no es tanto, pero almenos existe) –
pero echarte siempre pueden. Con los contratos de duración
determinada normalmente se evitan este problema, ya que tu empleo se
acaba por si mismo.
Un comentario: esto
cambiará a partir de ahora con la reforma laboral, que fue aprobada
a pesar de las protestas. Sin entrar en detalles, será aún más
fácil despedir a la gente, y la compensación de despido que ya era
baja lo será aún más, entre muchas otras cosas.
Una semana estándar de
empleo a horario completo son unas 39-40 horas, y los empresarios con
mucho gusto lo sobrepasan si pueden.
Me pasó con un contrato
de horario parcial de 22 horas la semana – aquí el lector
seguramente pensará que la solución lógica para eso sería o
horario de mañana, de tarde, tal vez cada fin de semana, o algo
similarmente previsible. Aquí no. Ejemplo típico: algunos días
mañana, otros la tarde, absolutamente nada de regularidad, y aún
menos la influencia del trabajador sobre cuando éste tiene que
presentarse.
Muchas veces también
resulta ilusorio pedir que te den el plan de trabajo de más de una
semana en adelante, y el trabajador a veces también tiene que estar
dispuesto a que le cambien el plan de trabajo sin que ni siquiera le
informen, y después tolerar que insulten a su inteligencia con
aserciones de que no sepa leer un plan de horarios. Con
conversaciones con otros empleados anteriores en varias empresas
españolas me han confirmado que esto de ningún modo son casos
aislados. Tal vez en algunos lugares te dan el plan de trabajo con
más antelación que en otros, pero eso no quiere decir
necesariamente que tengas influencia sobre éste o que te respeten y
te traten como una persona adulta y independiente.
Esto tal vez es parte de
la razón por la cual los jóvenes españoles se quedan en casa
durante los años de estudio universitario; a la práctica resulta
casi imposible tener un trabajo de estudiante que se aproxime al
salario mínimo necesario para poder pagar la vida y que al mismo
tiempo reúna las condiciones y horarios adecuados para poder
combinarlo con la asistencia a un mínimo de lecciones.
Desde mi
ingenuidad pensaba que un horario fijo de una semana para la otra
sería una ventaja para todos, y por eso me sorprendí mucho al ver
situaciones como la que acabo de contar.
Lo que yo creo es que toda
esta arbitrariedad no se debe a planificación o a una falta de la
misma. Yo creo que la arbitrariedad ayuda a mantener el trabajador en
una situación dónde éste es completamente dependiente de la
voluntad de otros y, por lo tanto, vulnerable. Eso da al empresario
un poder psicológico sobre los empleados, y poco a poco se les puede
presionar a horarios y tareas más y más absurdos, si no por otra
cosa, por miedo de perder el trabajo encontrado con tanta dificultad.
---
Ahora me gustaría
especular un poco sobre porqué hayan estas diferencias que yo veo
como más o menos esenciales. España tuvo una dictadura fascista
durante 40 años, y por lo tanto los sindicatos no eran la cosa más
popular durante ese período. Los sindicatos españoles tampoco están
fuertes en estos tiempos, pero continuamente trabajan para mejorar
las condiciones, y como se ha visto ultimamente pueden llamar a cientos de
miles de personas a la calle.
Y aquí vuelven mis
clases del liceo, porque cómo era con el sindicalismo fuerte danés?
No se decía que es gracias a ellos que
hemos logrado llevar el mercado laboral danés hasta el punto donde
está hoy? Hay respeto para el empleado, todos tienen un contrato,
hay un salario mínimo generalmente respetado y limites fijos sobre
la duración de la semana laboral.
Me han llegado rumores
sobre varios casos en Dinamarca donde se ha empleado la gente con
contratos miserables, y también he visto como no me pagaban los
suplementos para trabajar los domingos y similar, pero a pesar de
todo parecen ser excepciones, y hay una interés general, también a
nivel político, en mejorarlo.
Si no fuera por los
sindicatos daneses, y las luchas que han hecho durante la historia,
fácilmente me imagino que estaríamos tal cómo están en España
ahora.
Los números de afiliados
de los sindicatos daneses está bajando, y según se dice, han
acabado con su papel en la sociedad danesa. Y tal vez se puede
argumentar en favor de eso, viendo las condiciones en las que nos
encontramos hoy en día.
El salario mínimo
negociado por los sindicatos vale para todos, sean afiliados o no,
así que porque gastar X kr./€ al año por beneficios que te tocan
igualmente sin pagar? Me he encontrado en esa misma situación, y
entiendo el modo de pensar. A primera vista parece un poco sin
sentido.
La respuesta es: porque,
cuantos más miembros tenga un sindicato, más peso tiene en las
negociaciones con empresarios y sus varias organizaciones. Porque, si
los sindicatos daneses pierden su importancia, qué protección
tendremos nosotr@s, gente normal, cuando el mercado se degenere (y
utilizo esta palabra con intención) hacia las condiciones españolas?
Las ventajas no son sólo
tan concretas como un salario mas elevado. Estamos protegidos contra
explotación por parte de los empresarios, y una cosa muy importante:
el diseño del mercado laboral apoya la posibilidad de trabajar
mientras estudiamos, y por lo tanto nos da la posibilidad de
independizarnos mucho antes que en otros países. En España es
impensable independizarte de tus padres antes de acabar tu carrera,
en Dinamarca nos ”echan” de casa sobre los veinte años. Sí, el
SU también tiene una gran importancia, pero la posibilidad de
trabajar junto con el estudio es esencial, y, creo yo, un hecho tan
dado por descontado que se ha vuelto invisible.
La relación próxima
entre los sindicatos y los Socialdemócratas históricamente
probablemente también tiene un papel importante, y esta relación ha
ayudado a desarrollar todo el estado danés hasta dónde está hoy en
día. Se puede decir lo que se quiera sobre el estado danés, pero
(aún) no tenemos barrios de casas de cartón en las periferias de
Copenhague, y hay un sistema de protección social para todos los que
se les permite entrar en la comunidad. Los españoles se toman menos
en serio el tema de a quién dejan entrar (al menos hasta que Europa
empezó a cerrar las fronteras tan herméticamente como hacen ahora),
pero en cambio hay mucha menos ayuda una vez van mal las cosas.
Así que: afiliaros a los
sindicatos. El precio que cuesta por día, mes o año es mucho menor
al que costaría si nunca hubieran existido, o al que costaría si
pierden por completo su influencia.
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